miércoles, 16 de junio de 2010




¿Por qué cierra El Bulli?

Hay casi todos los diarios del mundo se hacen eco de la noticia. La popularidad de EL BULLI a nivel mundial, su liderazgo -paralelo lógicamente al de Ferrán Adrià- lo convierte es una noticia realmente sobresaliente y destacada, pero también por lo inesperada y chocante en la lógica de los negocios y el éxito... ¿Cómo puede cerrar una empresa, un restaurante que está en el zenit de su éxito más espectacular? ¿Por qué pensar en cerrar si tiene garantizada la demanda durante años?

De entrada, quizás convendría destacar que lo que explica el liderazgo mundial del Bulli o de Ferrán Adrià es quizás su capacidad para hacer lo que nadie o casi nadie es capaz de hacer. Ya fue una killer idea, cerrar seis meses para investigar, o introducir técnicas absolutamente revolucionarias en la cocina actual. Y ahora, a sorprender nuevamente...

De entrada, ya hay un logro brillante: Ferrán Adrià ha conseguido un impacto mediático mundial equiparable casi al de Obama (de hecho ambas noticias compiten ayer y hoy en protagonismo en algunos diarios). Pero ¿y el coste de mediático de no estar activo durante dos años?

Cuatro razones por las que el Bulli (versus "Ferrán Adrià style") podría cerrar
El Bulli ha engendrado en estos últimos años algo más que un restaurante. Ha demostrado ser un LAB, un laboratorio mundial de creatividad e innovación culinaria, capaz de revolucionar su sector en todos los países de referencia. Quizás Ferrán ha ponderado este rol mucho más que el efecto escaparate (también importantísimo en el Bulli). Quizás el Bulli aspire -tras dos años de cierre e investigación-, ha convertirse en un lab, un laboratorio culinario de I+D+I (Investigación, Desarrollo e Innovación) a nivel mundial.
La necesidad de una gran golpe de efecto para seguir liderando el escenario mundial. Un golpe de efecto que además le permita retener credibilidad internacional conseguida. Los intereses y poderes que se mueven en la industria de la restauración no les interesa un liderazgo tan fuerte como el de Adrià. El fenómeno Ferrán Adrià se les ha escapado de las manos... anda solo. Adrià está por encima del Michelín, los cocineros franceses o las industrias terciarias de tecnología anglosajonas. ¡¡Hasta Harvard le abre las puertas!!.
Muy unido a las anteriores razones, están los ciclos en la cocina. Un Juan Marí Arzak, podría describirlos bien desde Paul Bocouse hasta nuestros días. Ferrán ha querido adelantarse él a cerrar el ciclo (antes de que otros se lo cierren: críticos, colegas...) e intentar ser el inventor de uno nuevo. Esto le situaría en una extensión de liderazgo que nadie ha gozado jamás en extensión de tiempo e intensidad.
La velocidad de los cambios. En la misma línea, ser innovador en la era de la globalización, el conocimiento e Internet (compartiendo universalmente conocimientos) se hace extremadamente difícil... Hay que reinventarse continuamente... Y El Bulli (o Ferrán Adrià) quizás ha tomado la valiente iniciativa de reinventarse...
Nuestro amigos de Facebook han señalado algo importante ¿y las razones personales? ¿y la presión mediática...? Al fin y al cabo Ferrán es humano...

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